Habitualmente el crecimiento económico se mide en porcentaje de aumento del Producto Interno Bruto real o PIB; y se asocia a la productividad.
El crecimiento económico así definido se ha considerado
deseable, porque guarda una cierta relación con la
cantidad de bienes materiales disponibles y por ende una cierta mejora
del nivel de vida de las personas; sin embargo, algunos autores han señalado que el crecimiento económico puede ir acompañado de externalidades
negativas, ya que dado que mide el aumento del valor de los bienes que
produce una economía, evidentemente también está relacionado con lo que
se consume o gasta. La causa por la que según este
razonamiento el crecimiento económico puede no ser realmente deseable,
es que no todo lo que se gasta es renovable, como muchas materias primas
o muchas reservas geológicas.
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